
En el puerto del Callao, allá por el siglo XVIII, los esclavizados africanos no podían tocar sus tambores por órdenes coloniales. Pero en los muelles, las cajas de madera que servían para cargar pescado empezaron a sonar distinto cuando las manos negras las golpeaban. Pronto, esas cajas se convirtieron en instrumentos de resistencia y alegría. Así nació el cajón afroperuano, no de una fábrica, sino de la necesidad de hacer sonar el alma cuando todo estaba prohibido.
Fuente: Ballón, G. (2005). «De Cajón. El instrumento nacional del Perú». Editorial El Virrey.